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Afortunadamente, los pescadores estaban acostumbrados al trabajo duro y al mal tiempo. Eso no hizo que meter a los osos en el barco fuera una operación menos importante. Tuvieron que luchar realmente por ello, mental y físicamente, para que los osos subieran a bordo.

Después de una larga y dura lucha, finalmente consiguen que el oso más pequeño subiese al bote. Les costó mucho tiempo, pero estaban un paso más cerca de alcanzar su objetivo.

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